Pollo al ajillo en 15 minutos: receta fácil, rápida y deliciosa
El pollo al ajillo es una de esas recetas tradicionales que siempre triunfan. Con su sabor intenso, su aroma irresistible y esa salsita que invita a mojar pan, se ha ganado un hueco en los hogares desde hace generaciones.
Hoy te voy a enseñar cómo preparar un pollo al ajillo en solo 15 minutos, perfecto para cuando quieres comer rico sin pasar demasiado tiempo en la cocina. Es una versión rápida de la receta clásica, manteniendo todo su sabor y sin complicaciones.
Un plato con historia
El pollo al ajillo forma parte de la cocina popular española. Es habitual encontrarlo tanto en los bares de tapas como en los menús caseros de toda la vida. Su secreto está en la combinación del ajo con el aceite de oliva y el pollo bien dorado, un trío que nunca falla.
Ingredientes sencillos, resultado increíble
Para esta receta rápida de pollo al ajillo solo necesitarás ingredientes básicos:
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500 g de pollo troceado (puede ser muslo, contramuslo o pechuga)
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5 dientes de ajo
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Aceite de oliva virgen extra
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1 vaso pequeño de vino blanco
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Sal y pimienta al gusto
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Perejil fresco picado
Lo bueno de esta receta es que probablemente ya tengas todo en tu cocina.
Paso a paso: cómo hacer pollo al ajillo rápido
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Pela los dientes de ajo y aplástalos ligeramente con un cuchillo.
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En una sartén amplia, añade un buen chorro de aceite de oliva y dora los ajos a fuego medio hasta que empiecen a soltar aroma.
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Añade el pollo troceado, salpimienta y sube el fuego para dorarlo bien por fuera.
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Cuando esté dorado, vierte el vino blanco y deja que se evapore el alcohol durante 2-3 minutos.
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Si quieres una salsita más abundante, añade medio vaso de caldo.
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Espolvorea con perejil fresco y sirve caliente.
Consejos y variaciones
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Si te gusta más intenso, añade una guindilla junto con los ajos para darle un toque picante.
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También puedes sustituir el vino blanco por jerez o brandy, el sabor será espectacular.
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Para ahorrar tiempo, pide en la carnicería que te troceen el pollo listo para cocinar.
El resultado
En apenas 15 minutos tendrás un pollo al ajillo dorado, jugoso y con una salsa deliciosa que pide pan a gritos. Es ideal como plato principal acompañado de una ensalada fresca o unas patatas fritas.
Un clásico que nunca falla y que demuestra que la cocina tradicional también puede ser rápida y práctica.
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