viernes, 7 de julio de 2023

Sopa de tomate y coditos

 ¿Te gustan las sopas? A mí me encantan, sobre todo cuando hace frío y apetece algo calentito y reconfortante. Hoy te traigo una receta de sopa de tomate y coditos que es muy fácil de hacer y que está riquísima. Es una de esas recetas que se hacen con ingredientes básicos que todos tenemos en casa y que se preparan en un momento. Además, es una receta muy saludable y nutritiva, ya que lleva tomate, verduras y pasta. Es perfecta para toda la familia, especialmente para los niños, que seguro que se chupan los dedos con esta sopa.

La sopa de tomate y coditos es una receta muy versátil que puedes adaptar a tu gusto. Puedes usar la pasta que más te guste o la que tengas a mano. Yo he usado coditos o caracolitas porque me parecen muy divertidos y quedan muy bien con la salsa de tomate. También puedes variar las verduras que le pones a la sopa. Yo he usado cebolla, ajo, pimiento y zanahoria, pero puedes añadir otras como calabacín, apio o puerro. Lo importante es que le des un toque de sabor con las especias que más te gusten. Yo he usado sal, pimienta, albahaca tomillo y romero porque combinan muy bien con el tomate.

Para hacer esta sopa de tomate y coditos solo necesitas una olla grande donde cocer la pasta y una sartén donde hacer la salsa de tomate. La salsa de tomate la puedes hacer con tomates frescos o con tomate frito y tomate triturado. Yo he usado una mezcla de ambos porque me gusta el sabor que le da el tomate frito pero también el toque natural del tomate triturado. Si quieres hacer la salsa de tomate desde cero solo tienes que pelar y trocear los tomates frescos y cocinarlos en la sartén con un poco de aceite hasta que se deshagan.

La receta es muy sencilla y no tiene ningún misterio. Solo tienes que seguir estos pasos:

  1. Pon a cocer la pasta en una olla con agua hirviendo y sal siguiendo las instrucciones del paquete. Escurre la pasta cuando esté al dente y reserva.
  2. Pela y pica la cebolla, el ajo y el pimiento en trozos pequeños. Pela y ralla la zanahoria.
  3. Calienta un poco de aceite en una sartén a fuego medio-alto y sofríe la cebolla durante unos 10 minutos hasta que esté transparente.
  4. Añade el ajo y el pimiento y sofríe unos 5 minutos más hasta que estén tiernos.
  5. Añade la zanahoria rallada y remueve bien.
  6. Añade el tomate frito y el tomate triturado y mezcla todo bien.
  7. Añade sal, pimienta, albahaca tomillo y romero al gusto y deja que la salsa hierva a fuego lento durante unos 15 minutos hasta que espese un poco.
  8. Añade la pasta a la salsa de tomate y mezcla bien para que se impregne bien del sabor.
  9. Sirve la sopa caliente en platos hondos y si quieres puedes espolvorear un poco de queso rallado por encima.

Aquí tienes la versión en vídeo con todos los trucos para que siempre te quede perfecto:






¡Y ya está! Así de fácil es hacer esta sopa de tomate y coditos que seguro que te va a encantar. Es una receta ideal para comer o cenar cualquier día de la semana porque se hace en poco tiempo y con ingredientes muy económicos. Además es una receta muy completa que te aporta hidratos de carbono, proteínas vegetales, vitaminas y minerales. Y lo mejor de todo es que está deliciosa.

Espero que te haya gustado esta receta y que te animes a probarla en casa. Si lo haces no olvides dejarme un comentario contándome qué te ha parecido o si has hecho alguna variación. También puedes compartir tus fotos en las redes sociales con el hashtag #sopadetomateycoditos para que pueda verlas.

domingo, 2 de julio de 2023

Patatas bravas

 Las patatas bravas son una de las tapas más famosas y deliciosas de la gastronomía española. Se trata de unas patatas fritas cortadas en trozos irregulares y bañadas en una salsa picante y aromática que les da un sabor único e irresistible. Es un plato muy sencillo de preparar y que gusta a todo el mundo. Además, es muy económico y se puede adaptar al gusto de cada uno variando el nivel de picante o el tipo de salsa.

En este artículo te voy a enseñar cómo hacer unas auténticas patatas bravas caseras siguiendo la receta tradicional. Solo necesitas unos pocos ingredientes que seguro que tienes en tu cocina: patatas o papas al gusto (yo prefiero las que tienen la piel fina y la carne firme), un chorro de vinagre (para darle un toque ácido a la salsa), sal y pimienta al gusto (para sazonar las patatas y la salsa), pimentón o paprika (el ingrediente clave para darle color y sabor a la salsa), dos dientes de ajo (para aromatizar la salsa), media cebolla (para darle cuerpo y textura a la salsa), 100 ml de caldo de pollo (para aligerar la salsa) y 50 ml de tomate frito (para darle un toque dulce y cremoso a la salsa).



El primer paso es pelar las patatas o papas y cortarlas en trozos medianos e irregulares. No hace falta que sean todos iguales ni muy pequeños. Lo importante es que queden bien fritas por fuera y tiernas por dentro. Para ello hay un truco: ponerlas en una cazuela con agua fría y sal y llevarlas a ebullición. Cuando empiecen a hervir se bajan el fuego y se cocinan unos 10 minutos o hasta que estén blanditas pero no deshechas. Se escurren bien y se reservan.

El segundo paso es preparar la salsa brava. Para ello se pelan los ajos y se laminan finamente. Se pica también la cebolla en trozos pequeños. Se ponen ambos ingredientes en una sartén con un poco de aceite de oliva y se sofríen a fuego medio hasta que estén tiernos y dorados. Se añade entonces el pimentón o paprika (yo uso una cucharada pero puedes poner más o menos según te guste el picante) y se remueve bien para que se tueste ligeramente sin quemarse. Se incorpora el vinagre (yo uso un chorro generoso pero puedes poner más o menos según te guste el ácido) y se deja evaporar un poco. Se añade el caldo de pollo (yo uso 100 ml pero puedes poner más o menos según te guste la consistencia) y el tomate frito (yo uso 50 ml pero puedes poner más o menos según te guste el dulzor) y se mezcla todo bien. Se deja cocer unos 15 minutos a fuego bajo hasta que espese ligeramente. Se rectifica de sal y pimienta al gusto.

El tercer paso es freír las patatas o papas reservadas. Para ello se calienta abundante aceite en una freidora o en una sartén profunda y se fríen las patatas por tandas hasta que estén doradas y crujientes por fuera. Se sacan con una espumadera y se ponen sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.

El último paso es servir las patatas bravas bañadas con la salsa o con la salsa aparte para que cada uno se sirva al gusto. Se pueden espolvorear con un poco de perejil picado para darles un toque verde y fresco.

Aquí tienes mi versión con todos mis trucos para que te salgan deliciosas:




Y ya está! Ya tienes unas deliciosas patatas bravas caseras listas para disfrutar como tapa o como acompañamiento de cualquier plato. Te aseguro que están tan buenas que no podrás parar de comerlas. Son ideales para compartir con amigos o familiares en cualquier ocasión.